Happily Ever After: Rachel Valdés en un umbral de luz y memoria en el Malecón habanero

Instalada en el marco de la XIX Bienal de La Habana como parte del proyecto curatorial “Detrás del Muro”, la obra “Happily Ever After” de Rachel Valdés propone una reflexión profunda sobre la relación entre el individuo, el espacio urbano y la percepción de la realidad. Esta instalación site-specific, ubicada en el emblemático Malecón de La Habana, reconfigura simbólicamente un territorio cargado de historia, memoria e identidad colectiva.
Con unas dimensiones de 16 metros de largo por 3 metros de alto y 1 metro de profundidad, la obra está compuesta por espejos de seguridad laminados, una estructura de acero inoxidable, láminas de dibond y policarbonato. Su arquitectura minimalista y monumental convierte el paisaje en un fenómeno perceptivo en constante transformación.
El espejo como metáfora del tiempo y la ciudad
“Happily Ever After” funciona como un umbral óptico, una interfaz entre lo visible y lo intangible. La superficie especular no solo refleja la ciudad y su horizonte, sino que los fragmenta, los duplica y los diluye, generando una realidad ambigua y fluida. El espectador se convierte así en parte de una escena efímera, en la que la frontera entre lo real y lo imaginado se desvanece.
Al alterar la percepción lineal del espacio urbano, la obra invita a una lectura poética del entorno. Cada reflejo es también una pregunta: ¿qué vemos realmente cuando observamos la ciudad? ¿Qué parte de nuestra historia colectiva se proyecta sobre su superficie? En esta instalación, el espejo se convierte en un dispositivo de introspección cultural.

El Malecón como escenario simbólico
Ubicada en uno de los lugares más cargados de significado de La Habana, la obra no podría existir sin su contexto. El Malecón es un espacio de tránsito, deseo y memoria, testigo de despedidas, regresos, exilios y reencuentros. “Happily Ever After” no es solo una intervención estética: es una acción poética sobre el espacio público.
La instalación duplica la imagen del horizonte, expandiendo visualmente la ciudad hacia un futuro especulativo. Ese horizonte reflejado es también un reflejo del deseo, una invitación a imaginar nuevos relatos urbanos, personales y colectivos. Así, la obra articula una narrativa silenciosa donde lo político y lo poético convergen.
Una instalación urbana de alto impacto crítico
Con esta pieza, Rachel Valdés vuelve a posicionarse como una de las voces más lúcidas del arte contemporáneo cubano. Su uso del espejo como herramienta de desplazamiento perceptivo y simbólico revela una madurez conceptual y una sensibilidad estética que trascienden el objeto artístico, activando el espacio urbano como territorio de pensamiento y experiencia sensorial.

“Happily Ever After” no se limita a reproducir una imagen especular del entorno: propone una relectura del paisaje y de nuestra posición dentro de él. Es una obra que invita a detenerse, contemplar y recordar, pero también a proyectar. En su silencio especular, se abre un diálogo con la historia, la identidad y la posibilidad de un final —o quizás, de un nuevo comienzo.
Ficha técnica
- Título: Happily Ever After
- Artista: Rachel Valdés
- Dimensiones: 16mt x 3mt x 1mt
- Materiales: Espejo de seguridad laminado, estructura de acero inoxidable, láminas de dibond, policarbonato
- Presentación: XIX Bienal de La Habana, Proyecto “Detrás del Muro”
- Ubicación: Malecón de La Habana, Cuba